domingo, 14 de enero de 2018

En el cine, ya no solo comen palomitas, ahora parece un restaurante.

Buenas tardes a todos/as:
Este es el primer artículo del año 2018 y quiere escribirlo sobre la experiencia que es hoy en día acudir a una sala de cine a ver una película. La verdad es que cada día que pasa nos cuesta más ir a ver una película a los cines y no solo por lo caro que se ha convertido, cerca de 11,50 por entrada, sino porque ya no es tan cómodo ver las películas en esa gran pantalla, ahora  en nuestras casas cada vez más, poseemos pantallas de televisión más grandes y con calidad de imagen estupendas, los llamados "home cinema" y encima estamos en nuestro sofá y sin necesidad de aguantar incomodidades, de ahí que la asistencia a las salas cada año decaiga por mucho que pongan la fiesta del cine, que son 3 días entre semana y donde los precios se rebajan, pero, ni aún así.
No solo debemos creer que esta, cada vez menos asistencia a los cines, es debido a nuestras anteriormente citadas comodidades, tambien debemos valorar los intangibles que se producen en las salas y que no dependen de nosotros directamente, pero si indirectamente, ya que están relacionados con la educación. Nos referimos al comportamiento de los espectadores frente a los demás. Si bien es cierto que todos asumimos que en los cines las palomitas son un elemento indisociable con la película, lo que no es de recibo, es que la gente que las consume, no solo no procure no hacer ruido al comerlas, sino que más bien parece que pongan todo su empeño en demostrar que son unos maleducados masticando las palomitas provocando el mayor ruido posible, como si con ello fueran a ganar un premio a los más ordinarios del cine. Pero es que si esto molesta a una gran mayoría de espectadores, ahora van los cines y para incentivar que el espectador no prefiera sus comodidades caseras, van y deciden aumentar su propuesta culinaria, permitiendo y fomentando que además de las ruidosas palomitas, ahora podamos comprar NACHOS, ¡¡¡que apenas producen ruido al comerlos!!!, y además la salsa de estos, corre el peligro de derramarse y no solo mancharte a ti, lo más probable es que afecte a tu vecino de butaca, el cual precisamente no estará nada contento. Pero es que además en el colmo de la desfachatez, no solo te venden los nachos, también, lo último que he visto, es como permiten entrar en la sala con pizzas, las cuales ocupan más espacio que lo demás que hemos citado y eso ya es una invasión del espacio de tu butaca de 11,50 que es intolerable. No tienes porque soportar el cartón en tus piernas.
No crean que las salas consideran estas nuevas formas de acceder a las películas, ruidosas, o molestan, no que va, todo lo contrario lo están fomentando, ya que estos nuevos complementos generan más dinero y ello está por encima de ver adecuadamente o no la película. Incluso hay cines que han habilitado las llamadas salas Deluxe, donde son los propios empleados del cine quienes te llevan a tu butaca aquel manjar culinario que quieras mientras ves tu película, sin importar que ruido provoquen, que olores trasmitan y que inconvenientes puedan ocasionar a los demás, lo importante es hacer caja.
Vamos que hoy poy hoy ir al cine ya no conlleva asociado un bol de palomitas ruidosas, ahora además de elegir la película, debes de pensar que menú vas a coger para que tu hora, hora y media o lo que diablos dure la película, se te haga más ameno a ti, sin tener respeto por los demás, a los que simplemente quieren ir al cine para poder disfrutar de la pantalla y el sonido del film.
En definitiva, que teniendo operadores de tv con televisión a la carta, uno elige ver las pelis en su smart tv y por supuesto cenar mientras ves la peli, con la ventaja de estar tú solo con los tuyos pudiendo parar la peli, para llevar a cabo otra actividad, como puede ser la culinaria, y encima más barato, que si vas a los macrocines.
Por favor, recuperemos el sentido común, en el cine, vamos a lo que vamos, a ver películas y como mucho a comer palomitas, pero todo lo demás, nachos, pizzas, perrito, ...etc, dejémoslo para después o antes de la película, como siempre se ha hecho, no durante, ya que los ruidos y los olores a pachuli, no están incluidos en el precio de 11,50.
Como siempre solo he tratado de contar mi verdad que no tiene porque ser compartida.
Hasta la próxima:
EL ABUELO.

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